30 de des. 2008

Benefit DOBLE VIDA amb EXTRAPERLO


Aquest dissabte 3 de gener, a l'Heliogàbal (Ramon i Cajal, 80), a les 21:00h, festa-benefit de presentació del nou segell barceloní DOBLE VIDA amb concert dels pop-tropicalistes EXTRAPERLO i més ball de la mà de Doble Vida DJs.
DOBLE VIDA és un nou segell que neix per treure exclusivament singles compartits en vinil de 7 polzades, una cara pel grup local (de la ciutat, país, península), una cara pel grup visitant (resta del món).
DOBLE VIDA és fruit de les passions d'un sindicat de sis membres que comparteixen idees i direccions.
DOBLE VIDA és un segell completament independent, i que es funda mitjançant la retroalimentació d'una referència per treure la inmediatament següent. Un single financia el proper single. Cada single es presenta amb una festa-concert. A cada concert toca el grup de la referència futura. ¡Mambo!
Com que DOBLE VIDA encara no té cap referència, engeguem la roda amb un benefit per financiar el nostre DV #001.
Aquest single de debut tindrà als barcelonins EXTRAPERLO a una cara, i els novazelandesos THE RUBY SUNS a l'altra.
Llencem els primers cohets amb aquest concert, i presentarem físicament el nou single a la següent festa. I així eternament.
Ens trobem a l'Heliogàbal, doncs, aquest dissabte 3 de gener a les 21:00h.
Xapa DOBLE VIDA de regal a la porta per tots els assistents.

11 de des. 2008

Miqui Puig: Caballero y hooligan desde 1968

Pop Miqui Puig, ex cantante de Los Sencillos, pulcro vocalista solitario y celebridad televisiva de Factor X, presenta su nuevo disco, Impar.

1. Conservo todavía una foto de los dos. Estamos cogidos del hombro, él con camisa blanca y corbata, yo con parka militar y jersey de cisne negro, una patilla recta, la otra impregnada de sudor y rizándose hacia la luna. El concierto de Brighton 64 había terminado y estábamos hablando de cosas que nos gustaban a ambos (Kamenbert, discos de la Kent, ska y otras cosas con K), y ahora posamos con caras inocentes, haciendo un poco el bobo, dieciocho años sobre la tierra. Otro mundo, otro mundo. Y ciertamente no sé lo que estaba pensando yo en aquellos momentos (nada profundo, seguro: Vaya Tetas Tiene Esa Tía, quizás), pero estoy convencido que Miqui Puig, mi pareja fotográfica y camarada en fanatismo aquel sábado de 1988, no tenía la menor idea de la que se le vendría encima en el futuro. Y yo menos.

2. Tengo pruebas tempranas del talento de Puig, a buen recaudo en cajas que no suelo abrir. Tengo su primera maqueta, de 1987, cuando aún se llamaban Aullidos en el Garaje y cantaban una canción extraña y cuca llamada “En Marrakesh”. Tengo también sus maquetas posteriores, y un parche de cuando el grupo se cambió el nombre a The Crits, y sus dos primeros álbumes con Los Sencillos, si bien comprados a regañadientes: para el talibán subcultural que era mi Yo de 1990, su firma para una discográfica mainstream cayó como grave traición. Pero me hice a ello con el tiempo, y en 1991 me uniría al karaoke generalizado de “Bonito es”. ¡Uo-O-O-O-Bonito-E-es! Por desgracia, poco después, “Seres positivos” (1993) nos divorciaría temporalmente, su aureola de buen rollo clubber completamente fuera de sintonía con el mal karma y rabia existencial que respirábamos en un extrarradio más hardcore y hastiado que nunca. Partimos peras, perdimos pistas. Hasta el día en que.

3. ¿Es ése...? ¿Es ése...? Ahí estamos todos otra vez, en 1998, levantándonos del sofá, dedos incrédulos señalando a la pantalla de televisión, empujones, juramentos y lamentos, casi podías oír el chirrido de los puñales afilándose en Barcelona. Sin duda, era Él. Uno de los nuestros, sólo que ahora al lado del unineuronal hombre-ropero Bertín Osborne en un concurso de malignos niños folclóricos. Mucha gente no entendió, mucha gente no entiende aún: ¿Autosabotaje insensato de la propia credibilidad o perverso guiño contracultural, corte de mangas existencial o prosaico acto de supervivencia? Jesús, no lo sé, no lo sé, pero: ¿Lluvia de Estrellas? Y yo ante la TV, señalándole con airada incomprensión, el sonido de puñales cada vez más agudo sobre los tejados de la ciudad.

4. Y allí empezó quizás la representación actual de Miqui Puig como San Sebastián. El santo, no la ciudad; y no por icono gay (que lo es), sino por las flechas que se le han ido incrustando. El Miqui Puig martirizado por el mundo como en la imagen icónica de los skinheads, el skin crucificado: Crucified Miqui. Puig se lo puso en bandeja a sus detractores, sin duda, y su peripatética visibilidad televisiva lo hizo presa fácil para jemeres de la “autenticidad” y bloggers-porteras. Porque la suya es, sin duda, una de las posiciones más irregulares, inauditas y contradictorias del planeta.
He aquí a un hombre honorable y elegante, un músico generoso, apasionado y militante (“militante” es una de sus palabras favoritas; “favorita”, por cierto, es otra de sus palabras favoritas), he aquí a un talentoso fabricante de pop romántico cuyo pluriempleo le coloca en la situación más incómoda del país: jurado de Factor X, otro popular concurso televisivo de talentos. Talentos escasísimos, me atrevería a afirmar; pues, aunque nunca he logrado ver más de dos minutos de ese pueril espacio, las grullas que salen en él profiriendo alaridos replicantes parecen carecer por completo de lo que hay que tener para ser cantantes competentes. Y eso me importaría un rábano, no crean, si no fuese porque puntuándoles (e insultándoles de vez en cuando) está Él. Alguien que luego se va a casa a escuchar The Prisoners, Weekend, Edwyn Collins, The Flirtations y otros nombres grandiosos. Que coge un lápiz y se saca de la mollera un himno pop-soul en dos minutos. Y que acaba de sacar Impar (LAV Records/Pias, 2008), un fenomenal disco de canciones tan emocionantes como bailables.

Por esa “doble condición”, mucha gente le tiene cierta inquina a Miqui Puig. Y eso es, al menos, razón suficiente para un reencuentro y una pregunta: ¿Quién es entonces el verdadero Miqui Puig? ¿Puede ponerse en pie, por favor? “Para mí, lo de la TV es curro”, comenta para Cultura/S. “Es un medio que me gusta, eso que quede claro, pero cuando salgo de allí desaparece de mi cabeza. Me metí en Factor X porque acababa de autoproducirme un disco (Miope, su recopilatorio de 2007), estaba sin empleo, sin un duro, y apareció la oportunidad de presentarme a un cásting. En la televisión intento ser todo lo didáctico que me permite el contexto: les pincho Al Green, me pongo faltón con los más malos, les digo que el “Tainted love” no es de Soft Cell, sino un clásico northern soul de Gloria Jones... Pero no me engaño, sé que el españolito de a pie es impermeable a lo que digo”.

Sí, pero: cuando el buen gusto de uno se pierde en el miasma estéril del formato, si ese alter-ego televisivo es dañino y propenso a la demonización estereotipada, si los resultados son ese cenagal filo-triunfito que todos conocemos, ¿por qué seguir haciéndolo? “Todo es la actitud con la que lo hagas, y a qué destinas el dinero que sacas”, responde. “Gracias a ello puedo sacar singles de vinilo, producir a grupos que me gustan, hacer mi Concert de Nadal anual, tirar adelante mi discográfica... Para hacer todo eso tengo que trabajar, y Factor X es mi trabajo. ¿Cómo me hace sentir que mi gusto se pierda en el medio? Igual que cuando pinchaba “Friday I’m in love” de The Cure y la gente me abucheaba, o cuando la gente nos tiraba cosas a Los Sencillos porque salíamos a tocar con guitarras Rickenbacker y camisas de chorreras. Ya estoy curtido. Y no todo se pierde. Grupos que me ven por la tele entran a mi Myspace, y me contactan, y al cabo de un tiempo veo que han empezado a escuchar a The Zombies”.

5. Todos estos años después y sigo sin entender algunas de las cosas que hace Miqui Puig. Pero sí sé que aún se conduce a sí mismo guiado por la pasión personal y las buenas intenciones, y que (por bagaje, por ética, por clase social) carece del cinismo indispensable para sobrevivir en el terrario de saurios que es la TV. Su antídoto a esto es firme: continua viviendo en L’Ametlla, viendo a sus amigos de siempre, regentando el bar del pueblo. Sigue aferrado a sus pasiones eternas: viejos discos de la MJQ y Style Council, “Marvin Gaye y John Coltrane”, Stereolab y Morrisey, Levis blancos y acid house, Ingmar Bergman y Ben Sherman, vino bueno y amigos antiguos, Prefab Sprout y Steve McQueen. Y sigue sacando grandes álbumes, como demuestra Impar: blanco y negro, indie y soul, Housemartins y Dexys, himnos personales (“Polvos de talco”, su declaración de amor por el baile y el soul, o “Vincent Montana Jr.”, con su enumeración de héroes, locales o visitantes), intensas confesiones sin coraza.
Y son todas esas canciones, a fin de cuentas, las que me hacen mirar a otros lados -los buenos- cada vez que su rostro aparece enmarcado por la pantalla en un anuncio de refrescos. Y son las que aún me hacen desearle lo que Noël Coward le dijo en una carta a Dorothy Parker en los 20’s: “Goodspeed the well-dressed man”. Que Dios acompañe al hombre bien vestido. Y al músico pop con talento, por supuesto.
Kiko Amat

Miqui Puig y El Conjunto Eléctrico
Gira Impar
Jueves 4 de Diciembre 2008, 22:00h
Sala Apolo, Barcelona

(Artículo publicado originalmente en el suplemento Cultura/S de La Vanguardia del 3 de diciembre de 2008)

Coleccionista #20: Enric Bosser


¿Cuál fue el primer disco que compraste y a qué edad?
A los diez años. Rompí la hucha –literalmente- y mi primo drogota me llevó de la manita a Discos Castelló. Me obligó a comprar Never Mind the Bollocks, London Calling, Some Girls, y de propina, una castaña: Heroes, de David Bowie.

¿Cuál ha sido el último? ¿Qué estás coleccionando en estos momentos?
El último, un single de Howard Tate cojonudo. No tiene ni medio tema malo este hombre.
Pues tengo bastante material y variado, dentro de lo mío, claro está, pero nunca he conseguido completar ninguna colección de nada. De todas formas, en estos momentos estoy pillando los singles post-Specialty de Larry Williams, el material que grabó para Chess, Smash, Fantasy, etc, a finales de los 50 y primeros 60. No es nada del otro jueves, pero, como dice la gente mayor: “me mantiene entretenido". Por lo demás, desde hace ya unos años, tiro sobre todo de R&B pre-sentido común, Rhythm & Soul, 60’s garage y punk rock del bueno.

¿Cuál es tu hallazgo más precioso? ¿Qué disco consideras la joya de tu colección?
Pues siguiendo con Larry Williams, creo que el LP que grabó para Okeh con Johnny Guitar Watson: Two For The Price Of One. Es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos. Elegante y malrollista al mismo tiempo, y se puede conseguir bastante fácil, a veinte o treinta pavos.
Joyas más bien pocas, lo mío es la bisutería. Así en plan collector-pajero, quizás el primer EP español de los Kinks –raro, raro, raro- firmado por Ray Davies.

¿Artwork y portadas favoritas?
Así a bote pronto y sin pensar demasiado, diría que mi favorita es la de Two For the Price Of One; una obra de arte que nada tiene que envidiar a las mejores portadas de Jazz.
Me flipan los diseños de los clásicos de blues de Chess, Crown y Vee-Jay, los de R&B/Soul de Sue y King y los de Rock and Roll negro y R&B de Atlantic y Specialty.
De sellos actuales, me quedo con el artwork de Norton, sobre todo las galletas y portadas de los 45’s: sencillas, “vintage” y elegantes, pero con un punto DIY muy gamberro. Ah, y las de Rip-Off, una de mis debilidades.
Y como no hay premio naranja sin premio limón, aprovecho para mandar una ciber-colleja a los diseñadores gráficos de las reediciones de Charly, Line y Collectables, allí donde estén. También al de Stateside Records y a todos los que fusilan Blue Note sin piedad.

¿Cómo tienes ordenada tu colección?
Sin muchas complicaciones: música blanca y música normal. Un lío de cojones, vamos. Encontrar un LP puede llevarte fácilmente 45 minutos. Además, estoy convencido de que alguien entra en casa por la noche y cambia los discos de sitio.

¿Sabes cuántos discos tienes?
No, nunca los he contado, pero caben todos en una habitación.

¿Cuál es/era tu tienda de discos favorita?
Skippy White’s e In Your Ear. Ambas están en Cambridge, cerca de Boston. La primera está especializada en Gospel, Jazz, Blues, Doo Wop, R&B, Soul y Funk. Llevan más de 50 años en el negocio y es la tienda ideal para completar colecciones de música negra o simplemente pillar originales a buen precio, aunque no tengas ni puta idea. In your Ear es una especie de campo de fútbol, o pseudo-almacén abierto al público, con kilómetros de discos de R&B, soul, garage y rock and roll en general a precio joven. Escaleras con ruedas e interminables estanterías de singles de cuatro metros de alto. Un parque de atracciones, vamos. Además, con un poco de suerte te atiende Jeff Conolly -de los Lyres y DMZ-, la versión “destroyer” de los chavales de “High Fidelity”.

Cuéntanos el episodio más memorable de tus días de cazador de discos (un timo, un error, un triunfo, un encuentro, un robo, una conversación...)
Mmm, poca cosa....No soy envidioso -con los discos- ni muy fan de los “trapis”, ya no voy a ferias y paso de los mercadillos. Además, el ambiente “collector nerd” no es para mí. Puedo estar doce horas seguidas hablando de música, de grupos y de canciones, pero con los discos como “soporte” no paso del cuarto de hora. No he olido una portada en mi vida, no me sudan las manos y huyo de las conversaciones tipo “en la reedición mono la pandereta tiene un sonido mucho más metálico”. Es más, cuando voy a una tienda intento no dar la chapa y, sobre todo, intento que no me la den a mí.
En cualquier caso, hace unos diez o doce años conocí a un coleccionista de blues pureta en un bar de mi barrio. Estuvimos charlando un rato...De Roy Buchanan y Robert Cray (!) pasamos a Eric Clapton (!), y de éste a Yardbirds, Pretty Things, etc. Un par de días después dejó un paquete a mi nombre en el bar con unos 50 singles y EP’s españoles y franceses, todos con su portadita y en perfecto estado de conservación, cerca de menta. Kinks, Move, Tomorrow, Pretty Things, Small Faces, Who, etc, etc. A precio cero y como nuevos. Un ciudadano ejemplar.

¿Ha cambiado tu perspectiva del coleccionismo de discos desde la aparición de Ebay y la compra por Internet?
Ebay está bien para comprar, pero para vender es un poco coñazo.
De todas formas sí ha cambiado, pues el 95% de los discos que compro me llegan por correo y de fuera. Poder comprar lo que realmente quieres o buscas y no lo que te ofrecen, no tiene precio. El problema, desgraciadamente -gastos de envío aparte- es que normalmente quieres o buscas demasiadas cosas.

¿Aireas tu colección? Es decir: ¿Pinchas discos o realizas una actividad didáctica similar?
Uy, no. La bebida, mi nula afición al baile y me aspecto nirvanero me lo impiden.


(Enric Bosser es un señor alto y melenudo con aire a John Cleese de Monty Python, si éste hubiese tocado en un grupo de garaje pre-púber. Fuma y escucha negro, habla mediante enigmáticos puns y juegos de palabras con sentido del humor siglo XIX, toca la guitarra en los decanos del punk rock barcelonés sin mariconadas The Meows, calienta los taburetes del bar Barbara Ann y colecciona discos de ruido "pre-sentido común". Sería anti-moderno si supiese lo que significa la palabra "moderno". Un amigo.)